Es importante para nuestro futuro como docentes que estemos familiarizados con las Programaciones Didácticas. De forma más concreta, es primordial que sepamos elaborar distintas y creativas Unidades Didácticas que se incluyen en estas Programaciones, ya no solo porque de una buena planificación surge una buena práctica, sino porque su elaboración es parte importante del contenido que debemos conocer y desarrollar durante las oposiciones.
Las comúnmente conocidas como “oposiciones”
son el proceso selectivo a través del cual se escogen a los y las funcionarias
de empleo público de los diferentes ámbitos. En nuestro caso particular,
nosotros tendríamos que presentarnos al ámbito de la docencia en Secundaria,
Bachillerato o EOI. Estos procesos de selección se llevan a cabo a través de un
sistema mixto de concurso-oposición. Esto quiere decir que un individuo obtiene
su puntuación final a través de dos tipos de pruebas: un concurso en el que se
tienen en cuenta los méritos académicos y profesionales y una oposición, que
consiste en un examen sobre el amplio temario y una presentación oral. Cada año, recibimos noticias
sobre el increíble número de candidatos que se presentan y el ridículo porcentaje
de afortunados o afortunadas que consiguen aprobar y una plaza. Es por todo
esto por lo que me intimida tanto la idea de presentarme a las oposiciones.
Además, después de haber sido alumna de la escuela pública, me gustaría hacer
ciertos comentarios con respecto a las oposiciones, porque las considero, en
cuanto a la docencia se refiere, parte de un sistema obsoleto.
En primer lugar, me gustaría
comentar que el temario
que debemos aprendernos está completamente obsoleto porque es del año 93 y, por
tanto, descontextualizado. ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, estén
ausentes en el temario las TIC? Se están llevando a cabo no solo por ley, sino
también en la práctica, unos valientes e insistentes esfuerzos por cambiar (y
mejorar) el sistema educativo público. Quizá una buena forma de empezar sea
cambiando el sistema de selección de los y las docentes. Ahora, las leyes de educación
proponen que los docentes evaluemos por competencias. Sin embargo, en la
práctica, ni nos enseñan a hacerlo, ni el propio Estado se preocupa por
hacernos experimentar ese método de evaluación. Si la ley de educación propone
crear alumnado resolutivo y eficiente, se debe empezar por crear profesorado
resolutivo y eficiente en lugar de replicadores
de un mal sistema.
En muchas ocasiones me han recomendado que oposite, para así tener un trabajo fijo, un sueldo y pocos quebraderos de cabeza. Sin embargo, la docencia es un trabajo que requiere de mucha fortaleza mental y, sobre todo, mucha responsabilidad y perseverancia. Creo que las oposiciones, en lugar de centrarse tanto en la teoría y en las exposiciones orales, deberían centrarse más en examinar las capacidades y actitudes del o la opositora en la práctica. Sí, la teoría es importante, así como lo es saber crear una unidad didáctica, llevar a cabo una exposición oral e incluso prima tu formación y tu experiencia previa (siempre y cuando esta traiga consigo una carta de recomendación o algún tipo de referencia que asegure que la persona presenta la motivación necesaria para ejercer la docencia).
1 comentario:
¡Hola Noe!
Estoy totalmente de acuerdo con tus críticas al sistema de oposición vigente en España. Al igual que tú, me sorprende y escandaliza que el temario a estudiar sea tan anticuado y que tenga tan poca conexión con lo que en realidad sucede en las aulas y todo lo que conlleva estar tantas horas en contacto con un grupo de personas que se encuentran en un momento vital tan complicado. Todo lo referente a las nuevas metodologías, innovación tecnológica y pedagogía es ignorado, cuando en mi opinión es tan importante como los contenidos de la materia, ya que seguro que todos recordamos a algún profesor que era una eminencia en su campo, o eso creía, pero era incapaz de comunicar todo ese conocimiento a su alumnado.
El sistema que se nos impone hoy en día es injusto también en cuanto a la sobreprotección que ofrece a los interinos, que ocupan año tras año plazas cuando todavía no han aprobado la oposición y además continúan sumando puntos de baremo, mientras que alguien que sí ha aprobado se queda sin plaza y sin esos puntos, un clásico caso de “pescadilla que se muerde la cola”.
En resumen, creo que ya es hora de que alguien se tome el serio la necesidad de revisar cómo está organizado el sistema español de oposiciones, ya que a día de hoy me parece que está basado en una serie de ideas inconexas que no tiene en mente lo que debería ser su principal finalidad: que los aspirantes demuestren que son capaces de ofrecer la mejor calidad posible al proceso de enseñanza-aprendizaje de su alumnado.
¡Enhorabuena de nuevo por tu entrada y feliz 2020!
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