miércoles, 27 de noviembre de 2019

La enseñanza de lenguas, las competencias y la cultura


Durante mi largo período como estudiante de inglés, uno de mis docentes de la universidad nos mostró este vídeo para hacernos conscientes, de forma divertida, de los “errores” gramaticales más frecuentes que solíamos cometer. Creo que no soy la única alumna que ha percibido que, cuando nos enseñan una lengua, lo hacen desde un punto de vista gramatical. Por encima de todo, se aspira a una gramática correcta, casi perfecta, como si esto nos fuese a asegurar que, cuando nos vayamos a Inglaterra nos podamos comunicar con nativos de forma eficiente.  

En el sistema educativo actual existe una gran obsesión por dominar la competencia lingüística, que describe el MCER junto con otras a las que les da la misma importancia. Como ya hemos comentado en entradas anteriores, una lengua es mucho más que una estructura o que un vehículo para la comunicación. Es posible que un estudiante sepa hablar una lengua extranjera de forma fluida y correcta, pero si desconoce la entonación según la intención del hablante o las distintas connotaciones de las palabras, una conversación con un nativo resultará complicada. Es decir, es primordial transmitir al alumnado una base importante en la competencia sociolingüística. Estos conocimientos solemos adquirirlos por nuestra cuenta al consumir material audiovisual que ha sido creado en los países de la lengua meta y no en el aula.

Esta es la frase de Carlomagno
que Boroditsky menciona
Pero cuando una persona aprende una nueva lengua, en cierto modo, está cambiando sus patrones de pensamiento. Boroditsky en su TED Talk ejemplifica de forma fascinante esta interconexión entre pensamiento y lengua. Está claro que si el idioma que queremos aprender tiene 10 palabras diferentes para nombrar los diferentes tonos de azul, nosotros, como aprendientes, vamos a familiarizarnos con las diferencias utilizando una serie de estrategias que ya hemos puesto en práctica con anterioridad para categorizar. Todo esto nos permitirá agudizar nuestra habilidad para distinguir colores, es decir, continuará enriqueciéndonos. De esta relación pensamiento-lengua resulta la competencia plurilingüe, que tiene su base en que, cada uno de nosotros aplica lo que ya sabe sobre otras lenguas para así favorecer el aprendizaje de otra.

En mi caso, ahora apenas recuerdo el vocabulario que aprendí en alemán durante la carrera, pero las estructuras y el conocimiento residual que todavía perdura en mi mente me ayudan a la hora de aprender japonés (porque las preposiciones que rigen un caso u otro en alemán me recuerdan a los verbos en japonés que rigen una partícula u otra). Como es lógico, nuestro repertorio lingüístico va variando a lo largo de nuestros años y nuestras competencias en cada uno de los idiomas que sabemos varían según su uso o desuso. La competencia plurilingüe es imprescindible y debe estar siempre presente en el aula, pues todos hemos transferido, de forma más o menos consciente, algunas de las estructuras de una lengua a otra. Esto es común y forma parte de nuestro proceso de aprendizaje.

Un estudiante de idiomas, además, se sumerge en la cultura en la que se enmarca esa lengua meta. Es decir, que pensamiento, lengua y cultura se retroalimentan. Por eso es de vital importancia enmarcar el aprendizaje dentro de una cultura, es decir, hacer al alumno consciente de que la sociedad de su región no es la misma que la que va a encontrar en el extranjero. Esta sensibilización del alumnado es lo que el MCER pretende trabajar al referirse a la consciencia intercultural. Sin embargo, se trata de un tema delicado en tanto que el docente debe siempre realizar investigaciones profundas de los diferentes rasgos culturales de cada región de la lengua meta. Si solo explicamos una única historia, en palabras de Adichie, estaremos mostrando un estereotipo a nuestros alumnos, una sola versión de la realidad, incompleta y pobre.

Los estereotipos no solo se adquieren en el aula, sino que nos rodean. El turismo de España, hasta hace unos años, promulgaba una visión de la Península como un lugar de sol, playa y fiesta. Incluso en los libros de texto de español para extranjeros que tuve la oportunidad de explorar reproducían esta imagen. Esto da lugar a problemas de diversa índole. Por ejemplo, uno de mis profesores de inglés es nativo de Inglaterra. En los primeros días de clase nos comentó que no se esperaba que en una parte de España hiciese el mismo clima que en su tierra.

Por este mismo estereotipo, cuando una amiga japonesa a la que conocí en Suecia vino a visitarnos en pleno invierno, apenas trajo ropa de abrigo. Aunque yo le dije que hacía frío, ella creyó que, como venía a España y aquí siempre hace tiempo de playa, el frío no sería tan insoportable. Con lo cual, creo que es de vital importancia respetar la diversidad que existe dentro de un país. Un estereotipo no es más que una frase inacabada, que deja atrás muchos rasgos igual de fascinantes que el que supuestamente predomina.


Aunque solo me haya centrado en estas competencias que explica el MCER, todas ellas son de vital importancia para el alumnado y han de encontrarse métodos para trabajarlas. Siempre está bien recurrir a películas y series, pero me gustaría también aprender a tratar todas estas diferencias de forma respetuosa y eficaz.

3 comentarios:

Lidia Martínez Couceiro dijo...

Ola Noe! Acabo de leer a túa entrada e non podo estar máis de acordo con todo o que dis. A min tamén me parece frustrante que a ensinanza de idiomas xire en torno á grámatica e á excelencia da competencia lingüística. É dicir, a grámatica paréceme un elemento clave á hora de aprender un idioma (de feito ti mesma dis que as estrucutras gramaticais que aprendiches en alemán tamén che axudaron co xaponés), pero dame moita pena que a día de hoxe os idiomas se vexan só como ferramentas en lugar de como expresións culturais. Para min, poder ensinar as linguas dende un punto de vista máis sociolingüístico e intercultural é a maneira perfecta de acabar cos estereotipos que temos sobre as outras culturas e crear así unha sociedade mais aberta e tolerante.

Tamén me pareceu interesante que menciones cómo nos vén moitos extranxeiros aos españois. España é un país plurinacional cunha riqueza cultural increíble, e que o resto do mundo nos vexa como un lugar soleado con toros, flamenco e paella... paréceme inconcebible, ademais de totalmente surrealista. Seguro que o teu profesor nativo non se esperaba que o tempo en Galicia se parecese máis ao de Inglaterra que ao do resto de España.

Gustaríame acabar o comentario decíndoche que me pareceu moi interesante a parte dos patróns de pensamento. Canto máis me intereso noutros idiomas, máis me dou conta de que a maneira de pensar que temos está moi marcada polo idioma que falamos. O exemplo que pos das dez palabras para falar do azul recordoume a cómo no galego temos moitísimas palabras para designar á choiva dependendo do tipo que sexa ou de cómo os xaponeses teñen varios verbos para expresar distintos tipos de amor. Sen lugar a dúbidas, unha sociedade está marcada pola súa propia lingua, e viceversa.

Lucía Portabales dijo...

¡Hola Lidia y Noe!

Me gustaría empezar este comentario diciendo que estoy completamente de acuerdo con todo lo que decís. El método de enseñanza tradicional basado en la gramática es necesario en cuanto a que la gramática es parte imprescindible de un idioma, pero al centrarnos tanto en eso siempre nos olvidamos de la parte hablada, y no hay nada más importante en un idioma que poder comunicarse. La idea de un enfoque comunicativo en la enseñanza de lenguas es de las más tentadoras que existen, el día de mañana como docente me encantaría poder enseñarle al alumnado a comunicarse con propiedad en la lengua meta. Sin embargo, y habiendo visto los currículos, ¿es esto posible con la legislación actual? Las lenguas se ven como instrumentos, como bien habéis dicho, y como tales tenemos que poder usarlas con propiedad. Es una pena que esto sea lo que más se destaca.

En cuanto a los estereotipos, siempre me resulta divertido cuando voy al extranjero, preguntar que saben de España. Las repuestas son casi siempre las mismas que vosotras habéis comentado, pero en ocasione te sorprenden; sobre todo cuando encuentras a gente que conoce Galicia, nuestro rinconcito olvidado, y saben que aquí no siempre hay sol.

Finalmente, el hecho de que una lengua pueda cambiar nuestros patrones de pensamiento y nuestra forma de ver el mundo me sorprendió mucho la primera vez que me lo comentaron. Pero pensando en todas las experiencias y los conocimientos que ganas no solo con los idiomas, sino viajando a los países de la lengua meta, no es de extrañar que tenga tal influencia en nosotros. Es por este motivo que como futuras docentes es nuestro deber acercar al alumnado al mundo de las lenguas extranjeras y romper con ese estereotipo de que "es difícil y no me va a servir para nada".

Ekateco dijo...

Hola Noe
Felicidades por tu entrada, no podría coincidir más contigo. Pero primero tengo que decir que no conocía ese video que enlazaste y me ha encantado, es buenícimo y una forma muy divertida de sacar a la luz esos errores que se cometen. Sobre el sistema educativo, es cierto que hay una obsesión por la estructura y la gramática que deja de lado otros aspectos como la expresión oral o el conocimiento de la cultura del país. En las aulas no se trabaja tanto la expresión oral como la escrita y siendo sinceros, cuando uno viaja al extranjero no necesita hacer redacciones perfectas, necesita saber manejarse en un aeropuerto, en un restaurantes o pedir ayuda si se pierde o necesita un médico. Hay que fomentar más su seguridad para hablar en público y soltarse en conversaciones.